martes, 31 de mayo de 2016

Dilema ético: Experimentación con animales

A continuación os presentamos el ejercicio de nuestra representante en la III Olimpiada Nacional de Filosofía en la categoría de Dilema ético para que lo disfrutéis.

Alba López-Davalillo Urraca (4º E.S.O.)
IES Valle del Oja (Sto. Domingo de la Calzada – La Rioja)
Prof. Santos Campos Leza

El tema de la experimentación con los animales lleva enfrentando a los bandos científico y ético mucho tiempo, y no es para menos, ya que suscita numerosas preguntas que generan polémica.

Para empezar a analizar este tipo de experimentación, es preciso saber clasificarla según el fin que tenga la investigación en cuestión. Siguiendo este criterio, nos encontramos ante dos opciones: la finalidad médica y la finalidad estética.

En el primer caso, estaríamos ante un sacrificio de vidas animales enfocado, en principio al progreso. Numerosas vacunas y curas de enfermedades que se han encontrado  gracias a la experimentación con animales. Sin embargo, esto no quiere decir que se deba optar siempre por esta clase de investigación pudiendo utilizar otras más novedosas, aunque menos eficaces. Desgraciadamente, por el momento la experimentación con animales es la más efectiva y, desde mi punto de vista, debería seguir usándose, aunque cada vez menos, para el progreso de la medicina.

En el otro ámbito se encuentra el mismo sacrificio de animales, pero con otro fin, el de probar en ellos productos tales como maquillajes, cremas, etc. Esto, desde mi propio criterio, está menos justificado que el anterior caso, ya que los fines de esta investigación no son tan importantes para el progreso, tanto humano como el de la salud de los propios animales.

Una vez analizados ambos puntos, es preciso centrarse en el concepto en sí y en las preguntas que este genera. Una de ellas es: ¿Es realmente necesario experimentar con animales?
Tal como yo lo veo, lo es. Para dar respuesta a esta pregunta he tomado como referencia la propia historia del método científico. Y es que antes de que se empezara a analizar seres vivos reales no se supo con certeza nada acerca del funcionamiento del organismo. Aunque no nos guste reconocerlo, algunos de los mayores progresos en el anatomía surgen de la experimentación con humanos. Si en la actualidad ya no necesitamos usar personas en nuestras investigaciones, es porque los métodos han avanzado de tal manera que esta mejora ha permitido descubrir nuevas técnicas. Por fortuna, la ciencia aún avanza y se desarrollan nuevos métodos de investigación: modelos virtuales, a nivel celular…
Mientras estas técnicas avanzan, la mejor opción es controlar los experimentos que se les hacen a los animales. Con esto me refiero a establecer criterios tales como el número máximo de animales que se pueden “usar” por año, un nivel de sufrimiento máximo, la necesidad de permisos especiales para trabajar con animales…
Dejando de lado esta pregunta, nos encontramos con otra cuestión que merece la pena analizar: ¿Son los animales conscientes de por qué están siendo sometidos a estas pruebas?
La respuesta no es clara, ya que el nivel de conciencia de los animales es muy difícil de determinar dado que no podemos comunicarnos con ellos. Este problema sería más fácil de resolver si hubiera una parte del cerebro encargada de esta cualidad, pero aún no se ha determinado que la haya y, por lo tanto, no se puede saber a ciencia cierta hasta qué punto los animales comprenden nuestra intención.
Teniendo en cuenta lo antes mencionado, se podría decir que nos aprovechamos de nuestra superioridad intelectual para “utilizar”  a los animales. Esta afirmación tiene bastante verdad en ella, es decir, de algún modo aseguramos la continuidad de nuestra especie mediante el sacrificio de miembros de otras. Sin embargo, esto no es exclusivo de los humanos, sino que forma parte del ciclo de la vida. Al igual que en este momento un animal está siendo sometido a un experimento, seguramente otro esté aprovechando su superioridad física para perseguir a una presa.

Tras haber analizado la situación, en mi opinión, cabe destacar que en muchos países se están tomando medidas para el control de la experimentación con animales. En el área de la estética ya se ha logrado cambiar las técnicas que antes habían recibido críticas por ser demasiado crueles. Por ejemplo, un procedimiento que se ha logrado eliminar ha sido el que utilizaba una conocida marca de champú, la cual inyectaba el producto en los ojos de los conejos para ver si producía irritación. En el campo de la medicina, en España se ha reducido en un millón el número de animales utilizados con fines de investigación y, los expertos aseguran que esta cifra seguirá creciendo. Y como en el nuestro, sucede en muchos países.


En conclusión, mi opinión  la experimentación con animales es  algo necesario para que se produzcan progresos. En la otra cara de la moneda está el hecho de que es un acto cruel. Sin embargo, hay una esperanza cada vez más real de un futuro cada vez más cercano en el que la investigación con animales se vea reducida a una etapa pasada de la historia de la ciencia, sustituida por métodos más innovadores y menos perjudiciales para otros seres vivos. Pero para llegar a este futuro hace falta trabajo y paciencia.

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